CITAS CLÍNICA: 686 010 663 (en consulta online)

El pasado junio tuve la ocasión de impartir una charla en la II Quedada Nacional de Infértiles, en ella se invitó a los participantes, unas 40 mujeres y unos 10 hombres, a que escribiesen de forma anónima alguna pregunta de su interés, el resultado de aquello fue que todas las preguntas coincidieron en un mismo tema: la preocupación general por recuperar una sexualidad que se había volatilizado como producto, según ellos, de los tratamientos para la infertilidad. Si bien es cierto que la dinámica de estos tratamientos pueden incidir sobre la conducta sexual no es menos cierto que ya antes de acudir a ello la pareja comienza ver su sexualidad muy castigada pues se pasa de mantener relaciones por puro deseo de la pareja a una dinámica de «hay que hacerlo porque toca».

Se rompe así una habilidad aprendida durante algún tiempo de mecanismos de acercamientos, lo que antes era un inicio en base a los deseos de unos o de otras y con largos o cortos, pero casi siempre divertidos juegos, se convierte en una mecánica calculada, unas habilidades que la pareja desarrolló a lo largo de un tiempo se modifica de golpe.

Pero si lo analizamos esto mismo nos ocurre a todas las parejas con el tiempo, el estrés como causa más frecuente, la idea de que el sexo debe ser espontáneo para que resulte divertido, el temor a la fea palabra de la rutina, la aparición de hijos, de problemas económicos o de salud, y un largo etcétera.

En esta charla expongo lo que en 34 años de experiencia sexológica he visto y comprobado sobre esto y doy algunos consejos para facilitar la recuperación de la vida sexual tras estos «accidentes» de la vida.