Todo el mundo se imagina una típica imagen de persona estresada, ejecutivo/a con dos móviles en la mano, el ordenador echando humo y un montón de papeles a su lado, ¿a que habéis visto esa imagen mil veces?. Pero ahora imaginaros otra imagen, una familia del tercer mundo, del segundo o de algunos de los llamados “primeros”, como ocurre en países latinos, o en mi propio país, España, desde la situación de crisis económica y social, sentados en la puerta de su casa con aspecto de no comer bien, serios, tristes, sin fuerzas, sentados, solo algún niño sonríe a la cámara. ¿pensáis en el estrés?
Pues bien, esta es otra forma de reacción frente al estrés, se la conoce como conservación-inhibición, y conlleva a la parálisis, el desmayo, la inacción, la desesperanza. Conocemos como reacciones más habituales la lucha o la huida, pero hay otras maneras de enfrentar la misma reacción.
El siguiente texto está extraído del libro “Los síndromes del estrés” del Prof. Luis Rivera y que yo he modificado en bastantes partes.
Cada vez es más evidente que existen diferentes pautas de respuestas ante el estrés, que dependen del estímulo, del contexto en que se producen y de las características peculiares del individuo.
Lucha-huida: la más estudiada y se define como la respuesta básica del organismo ante toda situación que considera amenazante o peligrosa y se caracteriza neurológicamente por aumento de la actividad del sistema simpático y endocrinológicamente por la secreción de catecolaminas por la médula suprarrenal. En realidad, no es necesaria la percepción consciente de un peligro para desencadenar la reacción de lucha-huida. Basta una alteración brusca del entorno para que se estimule el sistema ergotrópico. (ej.: hospitalizaciones, crisis socio-económicas, etc.)
- En la actualidad sabemos que no solo podemos atacar o huir ante un peligro, sino que se consideran también respuestas la evitación pasiva, esconderse, quedarse quieto o desmayarse. (ej. miedo a acudir a la consulta médica o sexológica por parte de muchos hombres o tiempo de espera antes de acudir a las oficinas de desempleo, pues intuyes que te van a decir que no otra vez y no quieres sufrir ese miedo) Aquí entra en acción el sistema vegetativo fundamentalmente.
- Si la situación de peligro dura demasiado, entra en acción el eje hipofiso-adrenal con producción de ACTH y cortisol, que tardará mucho en desaparecer de la sangre y que dará bastantes síntomas (si deseas saber algo más sobre esto haz clic aquí )
Paratélica: Michael Apter (1996) observó que la misma actividad podía ser estresante o placentera, dependiendo de cómo la tomase el sujeto. Diferenció dos modos de funcionar, el télico (de telos=finalidad) y el paratélico, dependiendo de que la actividad fuera realizada por la necesidad de conseguir un fin determinado o por el placer que proporciona en si misma.
- Así las relaciones sexuales, con el único fin erótico, suelen ser placenteras y se pueden volver estresantes cuando aparece el fin del embarazo y se comienza a percibir que no se consigue. O como en mi consulta de Sexología el/la paciente comienza a sufrir alguna disfunción sexual y comienza a evitar incluso las demostraciones de afectos a su pareja, para de esta forma “librarse” de tener que plantearse alguna relación sexual que en realidad teme y lo estresa.
Vigilancia-acecho: con dos pautas diferenciadas,
- la pauta 1 que se corresponde con la reacción de lucha-huida
- Pauta 2 más propia de situaciones que requieren vigilancia y afrontamiento pasivo. La espera de resultados clínicos, los test de gestación tras alguna relación que la persona considera de riesgo o los resultados de las mamografías son ejemplo de esta forma de estrés. Cuantas chicas, tras una relación de riesgo, o que simplemente en su falta de conocimientos, ella considera de riesgo, se pasa el mes angustiada y autovigilando su cuerpo, sintiendo en su cuerpo todos los síntomas que ha leído, sobre el embarazo, en cualquier página de Internet. Cuantos jóvenes y adultos, tras un “gatillazo” (falta de erección en una única relación), se comienzan a estresar y a vigilar su propia reacción en las demás, con la consiguiente activación del sistema simpático y a sufrir cada vez más disfunciones en la erección.
Conservación-inhibición, este es un mecanismo básico de supervivencia opuesto al de lucha-huida. Se dan
- hipotonía muscular,
- inmovilidad,
- disminución de la secreción gástrica,
- hipotensión arterial y
- bradicardia (enlentecimiento de los latidos cardíacos)
- Las respuestas emocionales que la acompañan son la desesperanza y el desvalimiento (o indefensión).
- Se activa el parasimpático y no aumentan ni catecolaminas ni cortisol. En casos extremos se ha relacionado con la muerte por estrés. En los casos leves es un mecanismo protector ante amenazas en las que la defensa o escape son imposibles. (ej. guerras, violaciones, campos de exterminio, víctimas de derrumbamientos, náufragos, etc.)
- Para muchos individuos el concepto de estrés refleja un estado indeseable de preocupación, temor, irritabilidad, tristeza, y dificultad para manejar adecuadamente las situaciones que causan frustración.
Cuidar e intimar, descrita por Taylor et al. (2000) en situaciones de estrés moderado, parece ser más frecuente en el sexo femenino. Mientras que los hombres reaccionan mayoritariamente con lucha-huida, las mujeres tienden a reunirse en grupos y a mostrar entre ellas conductas de apoyo y afectos.
Naturalmente las mujeres no están exentas de la reacción de lucha-huida, igual que entre hombres también se da la respuesta de cuidar-intimar.
La base neuroendocrina de esta respuesta está en el aumento de oxitocina, más marcada en la mujer que en el hombre y esta oxitocina tiene claras funciones en la promoción de tendencias afiliativas y reduce la respuesta del eje Hipotalámico-Hipofisario-Adrenal (H-H-A), inhibiendo la secreción de cortisol frente al estrés.
Si te sientes identificado con alguna de estas situaciones no lo dudes y consulta con tu médico o llama a mi consulta, también te puedo atender a través de videoconferencia en mi Consulta Online