Cuando la falta de deseo comienza a hacer estragos en la pareja, lo habitual es que surjan enfados entre ambos miembros de la pareja, se digan cosas que jamás habrían pensado y comience en ciclo de fijarse más en los detalles negativos de la relación que quizá antes no le habrían dado importancia.
Una característica muy generalizada del ser humano es que cuando algo no nos gusta, no nos termina de convencer o no se adapta a nuestros sueños o deseos, comenzamos a buscarle defectos y ponerles reparos.
Esto lo contaba Esopo en su fábula sobre un zorro y las uvas:
“Era una tarde muy soleada y calurosa. Una zorra, que había estado cazando todo el día, estaba muy sedienta. “Cómo me gustaría encontrar agua”, pensó la zorra.
En ese momento vio un racimo de uvas grandes y jugosas colgando muy alto de una parra. Las uvas parecían maduras y llenas de zumo. “¡Oh, oh!” dijo la zorra mientras la boca se le hacía agua. “El zumo dulce de uva sacia mi sed!”.
La zorra se puso de puntillas y se estiró todo lo alto que pudo, pero las uvas estaban fuera de su alcance. No queriendo abandonar, la zorra tomó impuso para alcanzar las uvas. Fue inútil, no pudo alcanzar las uvas. La zorra saltó y brincó una y otra vez, pero no pudo alcanzar las uvas en ninguna ocasión. Al final la zorra estaba más sedienta y cansada que nunca.
“¡Qué tonta soy!” dijo la zorra con rabia. “Las uvas están verdes y no se pueden comer. De todas maneras, ¿para qué las querría?
Y así se marchó la zorra.” (Tomado prestado de: www.educapeques.com )
Cuando la falta de deseo comienza a hacer estragos en la pareja, lo habitual es que surjan enfados entre ambos miembros de la pareja, se digan cosas que jamás habrían pensado y comience en ciclo de fijarse más en los detalles negativos de la relación que quizá antes no le habrían dado importancia.
Todos somos conscientes de que al enamorarnos solo vemos los detalles positivos del otro o la otra, casi todo nos gusta y hasta le encontramos el encanto a algunos. Pero cuando la relación se deteriora aquellos detalles comienzan a negativizarse y cobran una mayor importancia. Nuestra consciencia debe justificar el alejamiento afectivo que sufrimos y una forma es culpar al otro de lo que sentimos, sean estas causas reales o no.
Cuando una pareja acude a mi consulta al cabo de años de dificultades por la simple falta de deseo, que en realidad pudo ser causada por muchas otras circunstancias, se generan estas justificaciones personales que cada vez van separando más y más a las parejas.
Algunas causas muy frecuentes son:
- Exceso de trabajo
- Falta de lo mismo
- Aburrimiento sexual
- Embarazos y posterior crianza de hijos
- Fallecimientos de allegados
- Depresiones u otras alteraciones emocionales
- Enfermedades orgánicas intensas
- Etc.
El tiempo es un factor en contra cuando se acude a consulta, no es lo mismo ir al poco de notar esa diferencia de deseo, pues esto se hace muy fácil de resolver en terapia, frente a la pareja que acude cuando ya está a punto de separarse y me encuentro con multitud de detalles de la relación que ya se han degradado del todo. Falta absoluta o casi, de afectos distintos de los sexuales, comentarios entre ambos muy desagradables o de difícil disculpa, interrelación muy deteriorada y vidas aprendidas a sobrevivir sin la otra persona. Aquí si que hay un largo etcétera.
Y todo esto se vuelve muy difícil de resolver en terapia, afortunadamente si aún conservan algo de afecto el uno por el otro se mejorará pronto y desgraciadamente, en bastantes ocasiones lo más que les queda es pasar a la separación, por no haberse planteado pronto esa pérdida del deseo y acudir al experto.
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