- Miles de hombres jóvenes y no tan jóvenes viven su sexualidad con miedos
- El miedo, muchos lo pretenden cubrir usando drogas, alcohol o pastillas, todo menos lo más natural y sencillo, informarse sobre sexo.
Hace unos días leía un artículo de un compañero sexólogo hablando de la moda de usar pastillas por parte de los jóvenes para poder mantener relaciones a pesar de haber bebido. No es una moda, pues hace al menos 10 o 15 años ya hablábamos de el “sexo azul”, la misma actuación y temores, pero con un nombre de la época. El “azul” se refería al color de las pastillas de moda en aquellos momentos.
Estas pastillas deberían usarse para aquellas personas que realmente lo necesitan, hombres con disfunción eréctil de causa orgánica, mental o social y nunca, repito, nunca debería usarse como droga previa a una relación por parte de un hombre sano.
Cuando alguien la usa de esta forma, en realidad está pretendiendo no sentir el miedo ante las relaciones y que alguien tenga esos miedos habla del fracaso por parte de los gobiernos en educar a su población. No quiero entrar en quien o quienes son los culpables de esta falta de educación sexual, sus conciencias, espero, ya se lo dirán a ellos mismos.
En realidad, podríamos hablar de una alteración por ansiedad de ejecución, es decir una sociopatía en su sentido más amplio, es decir una alteración de las funciones por daños causados por la sociedad. Y esta sociedad permite el uso de Internet para consumir pornografía y por otro lado impide el acceso a la educación, formal y reglada de esa materia.
Es decir, han convertido a la pornografía en el educador por excelencia de la sexualidad que vivimos.
Una pornografía que con sus mentiras sobre lo que muestra generan unas muy falsas ideas de qué se puede hacer para divertirse y qué es verdad o mentira en sus secuencias y son tan falsas que un hombre joven ante sus primeras relaciones percibe que él no llega a la altura de lo que se supone se espera de él en este terreno. Y esta idea genera miedo.
El miedo es una respuesta ansiosa de nuestro organismo que pretende defenderse de eso que le produce miedo y los disparos de la ansiedad por ley natural tienen una respuesta en los genitales escondiéndolos hasta que pase el “peligro”. Así el hombre verá como pierde la erección y la mujer observará como no consigue excitarse y/o no consigue lubricar.
Y quitarse el miedo tomando algo es usar una muleta por parte de alguien que no la necesita pues está sano, solo tiene miedo a caerse, pero qué ocurre cuando pretendo soltar la muleta, que no me fío pues mi autoestima está dañada y volveré a usar más pastillas. Los laboratorios encantados por el nivel de consumo de su producto no van a hablar mal de ellas.
Querido lector o lectora si estás en esta situación, si percibes que vivir tu sexo te genera ansiedad, que tienes miedo a no quedar bien con la otra persona o que rehúsas mantener relaciones por todo esto, no te lo plantees más y acude a los profesionales de la Sexología que sabrán quitarte esos miedos y sobre todo que dejes de usar algo que puede hacerte daño en más o menos tiempo y que sobre todo está influyendo muy negativamente en tu sexualidad actual y futura.
Todos los seres humanos venimos preparados para responder ante el placer con agrado y con respuestas automáticas de nuestro cuerpo, pero es cierto que el placer mismo hay que educarlo y la pornografía no educa, deforma la realidad para convertirla en una simpleza absurda que nada tiene que ver con la realidad del placer sexual.
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