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Capítulo 4

Las conductas sexuales durante el embarazo

Cuando me propongo escribir sobre las conductas sexuales siempre entro en la misma duda ¿a quién le estoy escribiendo? ¿Quién me está leyendo? Y estas dudas se deben a un hecho que he ido aprendiendo a lo largo de todo mi ejercicio profesional, las conductas sexuales son infinitas, cada persona las vive de una forma, las siente distinta a los/las demás, le sirve para cosas muy distintas, para muchas personas el sexo es un placer para otras no lo es y para bastantes no es más que una obligación que por el hecho de vivir en pareja han de aceptar como condición obligatoria. A estas últimas sobre todo les recomendaría algo que también les digo a las demás, habla con tu pareja, comunícate con ella, y entiende que este artículo no puede hablar de ti porque no te conozco, voy a intentar hablar de generalidades y si quieres algo más a tu medida consúltame mediante el contacto.

La sociedad nos ha vendido la idea de que el sexo es “necesario” y no es así, lo necesario, y no para todo el mundo, es la reproducción, sin la necesidad de la especie de reproducirnos ya habríamos desaparecido, pero es muy evidente que quizá nos hemos reproducido en demasía pues somos muchísimos millones en este pequeño y limitado mundo que es la Tierra. Por esto mucha gente no “siente la necesidad” de reproducirse.

Pero el sexo como placer no tienen ningún hecho que lo haga necesario, es placentero, sin duda, pero no necesario. Cuanta gente hay en el mundo asexuados, es decir sin sensación de perderse nada, es más algunas que he visto en consulta dicen vivir muy tranquilamente sus vidas pues no dedican ni un segundo a ello. Y es que cuando nos lo tomamos como una necesidad sí que generamos muchos problemas al convivir con nuestras parejas y tratar de compaginar los deseos de uno/a con los de la otra persona. La asincronía sexual en la pareja es uno de los problemas más habituales en consulta, casi todas las parejas se quejan de lo mismo, “es que nunca coincidimos”, es que cuando yo tengo ganas no podemos o él o ella no la tienen. Así si durante la vida normal esto ya es una dificultad, el momento del embarazo trae unos cambios que pueden mejorar o empeorar situaciones anteriores.

Veamos

Durante el embarazo pueden ocurrir dos hechos bien diferenciados:

  • Que la mujer mantenga, o incluso aumente algo su deseo y la pareja disfrute de ese período con la sexualidad como acompañante de la situación. No tiene ningún inconveniente practicar todo lo que se desee salvo que el ginecólogo diga lo contrario porque haya que mantener algún reposo. Pero cuidad, pregunte con confianza, puede que el médico le recomiende abstinencia sexual, pero porque casi siempre solo piensan en el coito como actividad en pareja, pregunte si lo malo es el coito o los orgasmos, pues estos últimos lo podéis conseguir de muchas y variadas formas, recordad que la penetración es solo una más de las muchas formas de mantener una relación.
  • La otra circunstancia sería la contraria, que la mujer disminuya, o incluso pierda el deseo, esto, si no se sabe gestionar, provocará enfrentamientos y enfados o rupturas. Hablar con nuestra pareja en estos momentos es fundamental, la mayoría de las parejas ante estos temas crean un “pacto de silencio”, es decir dejan de hablar, para no enfadarse, de estos temas y cada uno se refugia en lo que la vida le haya dado a entender.

Hoy día muchos hombres en estas circunstancias se refugian en la pornografía y sabemos que no es sano pues modifica su visión del sexo que pasa de ser afectivo a ser mecanicista.

Hemos de saber que lo más habitual es que estos cambios en el deseo lo promuevan las hormonas y sus efectos en los sistemas cerebrales y neuroquímicos y no son muy manejables por la mujer. Otras veces si concurrirán problemas psíquicos o psicosomáticos, como miedos, ascos, erotofobias, etc.  u otros o problemas de la pareja que aprovecharán esos momentos para ser utilizados como argumento contra el otro/a.

Con respecto a las practicas sexuales en sí solo algunos consejos:

  •                 Es el momento de las demostraciones cariñosas, afectivas, etc. Los masajes, los baños juntos, etc. Hay que tener en cuenta que ante estas situaciones al hombre se le activa su deseo finalista, es decir si acaricia, masajea o baña a su pareja le van a entrar ganas de “terminar” la situación con un orgasmo. Aquí es donde podemos demostrar que de verdad somos racionales y no hacer por terminar lo que se empezó como afectivo en una masturbación o coito forzado. Ella mañana no te aceptará que vuelvas a intentar otro masaje. Esa idea de lo empiezo lo termino ha fastidiado durante siglos a la mujer y a los hombres les ha dado la idea irracional de lo imparable de sus deseos
  •                 Por otro lado respecto a las conductas en sí, también es ese momento de practicar con las masturbaciones, el sexo oral, las caricias mutuas, etc… y dejar la penetración para días que realmente a uno de los dos o a ambos le apetezca. Pero conviene fantasear previamente con este tipo de juegos pues siempre vamos a tratar de vivir lo que fantaseamos y como la sociedad solo nos vende penetraciones esto mismo es lo que todo el mundo practica y creen perder mucho cuando no pueden practicarla, solo se pierde un tipo muy concreto de estímulo, para nada el placer que puede acompañar al resto de actividades.
  •                 Y si se va a practicar la penetración no busquéis posturas en las que el pene entre por completo o en la que a la mujer sienta molestias en o por su vientre, recordad que cualquier molestia puede cortar por completo la excitación de ella. Así la famosa penetración del misionero, el encima de ella, se desaconseja por completo.