Si algo caracteriza al ser humano, entre otras, es su capacidad de fantasear.
Cuando se va acercando la época veraniega todos y todas fantaseamos con las vacaciones, ese supuestamente maravilloso período de tiempo que va a resultar eterno, que nos va a permitir disfrutar de un merecido descanso y que si el clima no lo remedia nos va a dejar viajar y conocer nuevos países o playas paradisíacas. Todo esto, gracias queridas fantasías, lo voy a poder hacer con mi pareja que por algún capricho de la naturaleza no se va a enfadar para nada conmigo. Mi familia desaparecerá y podré vivir incontables horas de amor, sexo y placeres sin fin.
En esas fantasías nuestras parejas se portan de manera muy deseable, sexualmente hablando. Nos buscan, nos adoran y disfrutan con y de nuestro cuerpo. Todo es maravilloso en vacaciones.
Disculpadme el tono sarcástico de este inicio. Y digo sarcasmo porque la realidad de lo vivido, excepto para unos pocos afortunados de la vida, es bien distinta.
El tiempo que vivimos de vacaciones es muy corto habitualmente, hay quién hasta consigue aburrirse un poco. En la mitología existían varios dioses del tiempo, uno de ellos era Kronos, ese que marca las horas, los minutos, los segundos, pero todos hemos podido comprobar que hay otro dios, Kairos, este es el del tiempo subjetivo: cuando me lo paso bien el tiempo parece volar y en cambio cuando lo estoy pasando mal, el tiempo se ralentiza.
Así en vacaciones el tiempo se me va sin darme cuenta, un día deshago las maletas porque llego al hotel y varios momentos más tarde estoy rehaciéndolas para irme.
Cuando recapacitamos sobre lo que hemos vivido en esas vacaciones la mayoría descubre que todas aquellas ideas de placer, sexo, momentos de soledad en pareja, etc. se han volatilizado y si mal no recordamos parece que hubo una noche en la que todo parecía que iba a ocurrir pero que luego llegaron unos amigos que impidieron el encuentro, que tampoco nos molestó tanto pues en realidad llevábamos varios días de poco encuentro afectivo con nuestra pareja y que en realidad había un ligero enfado por alguna cosa que ocurrió al iniciarse las vacaciones.
La idea de posponer el sexo para las vacaciones es algo que la publicidad y los medios nos han vendido sin contar con el dios Kairos. Y desde luego sin contarnos nada sobre sexualidad, ni sobre la nuestra propia ni sobre la de nuestra pareja.
Tras las vacaciones las consultas sexológicas aumentan y suelen ser personas que acuden pues ya no han podido soportar más tiempo el problema que arrastraban durante todo el año laboral y que esperaban poder resolver en vacaciones. Todos y todas tenemos la fantasía de que con un poco de tiempo, calma y unos días fuera de casa vamos a poder resolverlo todo, las disfunciones sexuales que llevas años arrastrando, las dificultades de relación con tu pareja.
Y es que no contamos con la automatización de las conductas, una vida sexual empobrecida por el estrés laboral, la mitología sexual o la falta de educación sexual se tiende a automatizar mal.
Todas o muchas de nuestras conductas están automatizadas, desde que nos despertamos en la mañana hasta la hora de acostarse hacemos muchas cosas que ya habíamos hecho el día anterior y que haremos probablemente mañana. Todas son conductas automatizadas y el sexo no iba a ser menos, también lo automatizamos, tendemos a repetir las mismas actividades de inicio y de durante la relación.
Es por esto que las vacaciones no terminan de ser totalmente útiles para resolver algún problema sexual o de pareja. El automatismo practicado durante todo el año no va a percibir demasiados cambios en un período tan corto (real y subjetivo) de tiempo.
Si tenemos alguna dificultad en nuestra sexualidad o en nuestra pareja lo más sensato es no dejar para el verano la búsqueda de solución. Hay que acudir a terapia cuanto antes, cuanto más tiempo pasa más grave suele llegar el caso y ya dejaremos el verano para lo que realmente es, descansar y tratar de vivir alguna experiencia agradable pero no para hacer un intento de terapia sin terapeuta.
Hoy ya no hay escusa para no acudir a consulta, he creado una Consulta Online