Muchas mujeres sufren, aún hoy, de este problema. Se calcula, pues no se puede saber a ciencia cierta, que un 25 a 30% de ellas no han conseguido nunca la penetración con sus parejas. ¿A que sorprende la cifra?
Muchas de estas chicas y sus parejas viven sin problemas aparentes esta situación y solo se plantean tratarla cuando deciden tener un hijo, o cuando la relación sí empieza a sufrir problemas, hasta ese momento muchas han conseguido una buena armonía en sus relaciones sexuales que, en mi experiencia como Sexólogo, superan a la media tradicional que si consiguen la penetración. Esto se explica porque al no centrarse la pareja en intentar o jugar a esa penetración desarrollan otras prácticas tan divertidas o más que la propia penetración y viven una sexualidad bastante desinhibida y divertida.
Otras parejas en cambio lo viven muy mal, bien porque su moral o conocimientos sexuales solo les permite un “poco de precalentamiento” y paso a la penetración de forma casi exclusiva o más habitual aún porque no se consideran “normales”. Cuando la mayoría de la población hace uso de la penetración cuando quiere, quién no lo consigue se autodefine como “rara”, “enferma”, “disfuncional”. Consideran que son “estrechas”, de “vaginas infantiles”, o con un himen “infranqueable, o en algunos casos “culpables de algo” …. Algunas se someten a verdaderos autoanálisis psíquicos. No está mal autoconocerse pero tampoco es necesario rebuscar en los recuerdos más inconscientes y reconvertirlos en problemas. La mayoría de los casos que veo en consulta solo tiene algún mal antecedente, unas veces vivido: una primera mala relación con prisas, inexperiencia o una relación muy brusca. Otras un mal recuerdo de comentarios de otras personas: a mi amiga le dolió, sangró mucho o aquella madre que le dice que esas cosas duelen y hay que aguantarse….
Si analizamos una situación muy moderna como es el consumo que casi todo el mundo hace en mayor o menos medida de la pornografía, entenderemos que a muchas parejas la vivencia de un vaginismo les resulte un problema muy grave; la pornografía vende casi en exclusividad penetraciones continuas.
Algunos chicos u hombres se consideran los culpables de la situación, muchos por “no saber hacerlo”, otros por “me da miedo que le vaya a hacer daño”, otros porque “no apreté lo suficiente”. Todos estos razonamientos, unos mejores que otros, no son reales.
Cuando la musculatura de la vagina se contrae por miedo o por alguna otra causa no hay forma de conseguirlo y por más que el chico o ella lo intenten no se podrá. Así que, si actualmente padeces de este trastorno, deja de intentarlo y ve al especialista. Cuanto más lo intentes más te convencerás de que lo tuyo es más grave y acabarás agravándolo de verdad.
El vaginismo es una contractura involuntaria de los músculos que rodean a la vagina, están a un par de centímetros de la entrada y se llama, el principal causante, Músculo pubococcígeo. Casi todas comentan que sienten como ahí hubiese una pared, otras perciben su contracción, algunas consiguen la introducción de un dedo o incluso de un tampón pero nunca de un pene. Hay muchas variables y circunstancias.
Esa contracción rara vez es de causa orgánica, aunque, evidentemente, hay que descartar que haya algún problema acudiendo al ginecólogo/a, sobre todo porque es más fácil, aunque muchas mujeres no consiguen relajarse tampoco ante el médico y este no es capaz de introducir nada en la vagina, pero si el especialista tiene un ecógrafo podrá hacerte un estudio desde el vientre o el ano y no tiene porqué usar la introducción de nada en la vagina. Si nos dicen que no tenemos nada extraño que nos lo impida debemos acudir al sexólogo, que planteará un tratamiento que se llama de Modificación de Conducta que tiene un altísimo índice de resultados (casi el 100%).
Las causas son muy diversas y podéis verlas en el siguiente artículo (Clic aquí), pero van desde miedos o fobias infantiles o juveniles a posibles embarazos, a ser mala hija, a no saber hacer…etc. a malas experiencias sexuales juveniles, traumas, abusos, etc. en fin a un sinfín de motivos, tantos como personas con esta disfunción, psíquicos la mayoría y que la mayoría de las veces no necesitan descubrir su verdadera causa, otras muchas si pero que al final tendrán el mismo resultado, resolver la disfunción y que la chica o la mujer se pueda considerar a sí misma “normal”. Últimamente me he encontrado con varios casos que las pacientes tenían algo muy habitual en común, todas tenían personalidades perfeccionistas y eran muy exigentes consigo mismas. La idea de yo lo puedo controlar todo en mi vida es un error grave que nos hace, en ocasiones, sufrir problemas, pues no es cierto que podamos ejercer un control sobre todas las cosas y mucho menos dejar de ejercerlo cuando lo decidimos. Si llevo años no queriendo que ocurra un embarazo no deseado y por ello me he llegado a provocar un vaginismo, no va a ser fácil para mi organismo cambiar la conducta solo porque yo decida que ahora sí puedo tener deseos de un hijo.
Si padeces una de estas situaciones no te lo pienses más, cuanto antes acudas mejor, más rápido y fácil resultará el tratamiento. En ocasiones me he encontrado casos que han venido a los 20 años de mantener relaciones y aunque siempre se resuelven, pero necesitan de mucho más trabajo personal, siempre hay más conflictos psico-sociales en ella o en la pareja.
Esta disfunción se trata muy bien a través de la consulta online