Hace miles de años nuestro cerebro aún en pañales iba creciendo poco a poco, miles de años marcaban pequeñas diferencias en su crecimiento pero la evolución nos fue dejando cada vez mayores capacidades, más formas de aprender y de actuar frente a distintas situaciones.
Una de las respuestas más primitivas es la llamada de lucha y huida. Ese mecanismo que, ante el ataque de un león, resulta totalmente imprescindible pues sin ella nos habrían exterminado los depredadores.
Como vais a ver a continuación ese mecanismo, que casi todos sentimos alguna vez o muchas, es de vital importancia y de él depende en muchas ocasiones nuestra vida, pero tiene su inconveniente. Nuestro organismo no está preparado para estar luchando continuamente. Media hora de ese supuesto ataque del león y ya estamos o comidos o heridos o vencedores en la lucha, pero si en vez de un león me atacan 20 todos los días, acabaré muy, pero que muy cansado y tendré muchas molestias producto de ese esfuerzo que mi organismo hace para poder enfrentarse o huir ante cualquier amenaza.
Y además ocurre otra cosa muy importante y es que a veces no hace falta que tenga un león a mi lado. En muchas circunstancias lo que nos hace estar peleando o huyendo está en nuestra propia cabeza, esos pensamientos contínuos que a veces no nos dejan ni descansar, sobre trabajo, economía, enfermedades o problemas con los que nos rodean. Eso que hemos llamado estrés, en realidad es lo que trato de explicar, es una respuesta natural para poder defenderme pero que me agota si persiste durante mucho tiempo.
También es una respuesta no adaptada a la realidad, porque, por ejemplo, está muy bien que mi organismo transpire o sude mucho ante el ataque o en la huida, pero que hago sudando tanto cuando lo que tengo son unos papeles que resolver con mi abogado.
Cuando sentimos ansiedad continuamente o estamos estresados por cualquier circunstancia, notamos molestias que van desde simples dolores musculares o molestias visuales o sudoraciones hasta graves situaciones de contracturas, asfixias, desmayos o comenzamos a sentir que nuestra vida sexual ya no funciona como antes, o que aparecen enfermedades que muchos médicos nos dicen -usted no tiene nada, lo suyo son los nervios. Si los nervios pero a mi me duele la espalda doctor, ¿qué hago?
Así la ansiedad que generamos por algún motivo nos va a causar distintos problemas en cada persona, que parecen de causa orgánica pero que no tienen su causa ahí, aunque la persona siente que de verdad su estomago está mal, su espalda no para de doler o no consigue disfrutar de una experiencia sexual porque o no se excita o no tiene erecciones o no consigue lubricar, etc… Son muchas las dolencias que tienen su base en esta respuesta de lucha huida que no ha sabido adaptarse a los tiempos o ¿realmente si está adaptada y nos está avisando de que algo no va bien en nuestra vida?
Si consideras que está en una situación así y no sabes como resolver los problemas que te está trayendo puedes consultarme, ahora incluso a través de mi consulta online
A continuación os pongo una Presentación en PDF (FISIOLOGÍA DE LA RESPUESTA DE ALARMA, LUCHA-HUIDA) que trata de repasar cada uno de los cambios que sufrimos durante ese famoso ataque del león y los síntomas a los que pueden dar lugar cuando la situación dura demasiado y que en la mayoría de las ocasiones nos va a producir enfermedades o el tener que apartarnos de nuestra forma de vivir sanos.