Con este nombre conocemos la disfunción femenina que conlleva la imposibilidad de conseguir la penetración ya sea con o sin molestias ni dolor en las relaciones sexuales y tampoco consiguen ser exploradas ginecológicamente. No debemos confundirlo con la dispareunia o dolor durante el coito
La mayoría de las veces se debe a una contracción involuntaria de la musculatura que rodea a la vagina.
Se asocia con una multiplicidad de factores que incluyen condiciones sociales, psicológicas, psiquiátricas, ginecológicas, psicoanalíticas y sexológicas.
Su etiología está relacionada principalmente con los traumas sexuales y la educación sexual estricta, aunque estas asociaciones no siempre se pueden hacer. No siempre es un trauma evidente sino una serie de pequeños hechos desagradables que a veces pasan desapercibidos por la propia mujer. Esto hace que se active por miedo o ansiedad el Sistema Simpático allí dónde debería funcionar el Sistema Parasimpático
Actualmente tengo en tratamiento una mujer de 33 años que tras años de reiterados intentos con distintas parejas no ha conseguido la penetración jamás. Tampoco es que lo haya intentado muchas veces pues parte del mecanismo de actuación de este trastorno es que la mujer llega a evitar cualquier intento con excusas que hacen que vaya retrasando ese momento tan temido.
En este caso la joven sí ha tenido una educación antisexual por parte de su familia y ella por su cuenta y con sus ideas religiosas muy interiorizadas acabó en el Opus Dei. Dice sentirse muy marcada por todo esto y aún mantiene una lucha interna intensa entre lo que le gustaría vivir como mujer liberada y lo aprendido en su vida anterior de mujer sumisa.
Esto ha conllevado a una respuesta en el momento de mantener relaciones una gran dificultad para relajarse frente a las distintas actividades que ella o su pareja proponen y que a veces logra disfrutar, pero en el momento de la penetración se contrae tanto con los genitales como con las piernas y no puede conseguir volver a su anterior estado de calma.
Esas contracciones son el motivo de la terapia, pues hemos de conseguir que dejen de aparecer de forma automática.
Cuando sufrimos un trauma o un miedo se nos dispara el Sistema Simpático, este es el responsable del aumento de la actividad en general del organismo en condiciones de estrés. El simpático es especialmente importante durante situaciones de emergencia y se asocia con la respuesta de lucha o huida ante situaciones de peligro o supuesto peligro.
En la Terapia Sexológica hemos de conseguir que la persona se relaje y active el Sistema contrario el Parasimpático que está relacionado con todas las respuestas internas asociadas con un estado de relajación, por ejemplo provoca que las pupilas se contraigan, facilita la digestión de los alimentos y disminuye la frecuencia cardiaca y relaja el tono muscular.
Hasta que este cambio no se produce no conseguimos solventar el vaginismo, por ello si percibes que tu o tu pareja padecéis este problema no lo dudéis más y acudir al especialista. Mi página de contacto