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Evolucionar es lento, involucionar casi siempre es más rápido

El ser humano comenzó a recolectar comida hace millones de años y eso nos fue condicionando a ser lo que somos hoy, se supone que cuando descubrimos como romper un hueso de otro animal y nos pudimos comer su tuétano, nuestro cerebro comenzó a crecer. Comíamos raíces, plantas, bichos de cualquier forma y tamaño y pocas veces cazábamos, pues ni sabíamos ni teníamos aún los medios para conseguir buena piezas. Cuando por casualidad se producía un incendio comíamos calentito y descubrimos que cambiaban los sabores y los olores, algunos alimentos se hacían más digeribles; no voy a seguir con esta trayectoria, pero considerad que fue en millones de años. La evolución de todos los organismos es siempre lenta.

Si a alguien le interesa el tema leeros SAPIENS, o LA VIDA CONTADA POR UN SAPIENS A UN NEANDERTAL de Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga. Sin ser muy exhaustivos u con sus lógicas críticas nos ayudan a entender este proceso de la evolución que nos ha traído aquí.

Cuando vemos estas cosas en la televisión o en una peli en el cine lo vemos que ocurre en minutos y esa idea se nos ha ido colando en nuestra forma de entender la naturaleza humana.

El ser humano aprendió a disfrutar de la sexualidad también en millones de años.

Imaginaos aquel primate que para reproducirse penetraba o era penetrada casi sin placer, solo con el mínimo de un orgasmo (algo que dura de 2 a 8 o 10 segundos) y que lo hacía con olores a sangre, sudores, humo en su piel, sin besos, sin caricias, sin un poquito de buen ambiente, rodeado de otros en las cuevas, sin higiene, sin música, sin comentar lo que hacían, espiritualidad o afectos en aquellos encuentros cero.

Todo pura mecánica reproductora que con los miles de años de evolución se fueron convirtiendo en el placer que hasta hace unos años era el sexo, esa evolución no solo alteró la conducta o las formas de hacerlo sino que fue haciendo que determinadas áreas del cerebro se formasen nuevas para disfrutar más y mejor de todo lo que ya hacía.

Un ejemplo de esto: entonces vestían con pieles, nuestro cerebro determinó que no hubiese tanta sensibilidad en la piel y cubría esta de pelos y grasa más protectora, con los siglos hemos aprendido a cubrirnos con otros tejidos más delicados y por tanto nuestro cerebro ha ido cambiando para volver la piel más sensible, ha quitado pelo de muchas partes del cuerpo y hoy somos capaces de disfrutar de algodones, sedas, y damos más dinero por disfrutar de más comodidades. Todo muy entendible.

Cueva de Neandertales, imagen diseñada

Bien pues con el sexo se ha pasado de esa evolución que nos hizo un cerebro capaz de disfrutar de muchos placeres con todos nuestros sentidos, a una sexualidad mecanizada de nuevo, centrada en sentir el orgasmo, sea a mano, con la penetración o con un aparato y el resto de sentidos se ha perdido en muy poco tiempo. Y con casi un único sentido, la vista, que es el aprendizaje con la pornografía. No hay tacto y por tanto no se desarrolla, no hay olfato y por tanto también, tampoco se desarrolla, no hay concepto de afecto, no hay desarrollo con el lenguaje.

Gente en un mercado moderno rodeado de alimentos no cazados ni cultivados por ellos mismos

Toda la evolución que nuestro cerebro aprendió en miles de años ha cambiado en una o dos décadas, eso hace que mucha gente se sienta insatisfecha siempre y por ello trate de consumir más cantidad al no saber disfrutar de la calidad.

Imaginaos que durante siglos mi familia ha sido trabajadora manual, habrán desarrollado durante siglos una buena musculatura, pero si yo hoy me siento en un ordenador y no hago ejercicio pierdo toda esa musculatura, ¿lo entendemos?

Abandonar el consumo de porno mejorará el desarrollo de tus sentidos y por tanto tu sexualidad, igual que dejar de consumir solo hamburguesas o pizzas y consumir productos de cocina elaborados en casa o restaurantes mejoran tu sentido del sabor y por tanto mejora tu placer gastronómico.